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nombre del padre Angel Cortés Celedón está vinculado a importantes
sucesos de la historia religiosa y política de La Playa de Belén. La
reconstrucción del templo y el traslado de la cabecera municipal recibieron
el esfuerzo generoso del notable sacerdote. El parque principal lleva su nombre,
desde la celebración del Centenario de la Fundación, y el proyecto
social, consagrado a la protección del adulto mayor, creado y presidido
por el padre Fray Ismael Arévalo Claro, fue identificado como Fundación
Padre Ángel Cortés, para perpetuar su memoria. El
padre Ángel nació en el hogar formado por don José María
Cortés y doña Manuela Celedón, en el año de 1863,
en San Juan del Cesar, departamento del Magdalena. Tenía
cincuenta y seis años cuando llegó a La Playa de Belén, procedente
de una parroquia de las riberas del Magdalena, donde su salud había sido
deteriorada por las enfermedades tropicales. El 6 de abril de 1919 inició
actividades. Sus preocupaciones por el progreso regional, unidas al infatigable
celo espiritual, le granjearon muy pronto el cariño de sus feligreses.
Creó las asociaciones del Santísimo Sacramento y del Catecismo;
también se le recuerda por la adquisición de nuevos ornamentos para
el culto. |
El
21 de septiembre de 1920, en una gran fiesta, recibió una imagen (de farol)
de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de la parroquia. Construyó
la casa cural, contigua a la iglesia y emprendió las obras de construcción
de un nuevo templo. Por
sus gestiones ante el ministro García Benítez, se logró el
establecimiento de la oficina telegráfica, que funcionó en unas
piezas de la antigua casa cural. El 23 de febrero de 1925 ya existía estafeta
de correos. Entre los administradores de esos servicios, el presbítero
García Benítez recuerda a los señores Justo Guerrero, Ismael
Arévalo, Octavio Manzano y Guillermo Arévalo. 1/ El
padre Ángel Cortés fue el principal gestor del traslado de la cabecera
municipal de Aspasica al corregimiento de La Playa de Belén. Estos se sabe
por la tradición oral y por las pruebas epistolares que hacen parte del
expediente consultado en el Tribunal Contencioso Administrativo de Cúcuta. Dice
el sacerdote García Benítez, quien lo reemplazó en sus funciones
parroquiales durante una licencia, que fue "Iniciador y alma mater de
esta empresa
su entusiasmo, su influencia, su dinero siempre estuvieron
a la orden. Al lado de este sacerdote son acreedores a la gratitud de los hijos
de La Playa, los señores Ramón Ovallos, Emeterio Claro, Agapito
Pérez, José Trinidad Durán, Francisco Arévalo, Ismael
Arévalo, Alfonso Durán, Santiago Durán, Ángel María
Durán, Domingo Pérez, Eladio Claro, Guillermo Arévalo, Pedro
Claro, Ramón Claro, Víctor Arévalo, Natividad Claro, José
del Carmen Pérez, Hermenegildo y Basilio Ascanio, Ramón Bayona,
Bernardino y Francisco Pérez B., Juan Velásquez y Juan M. Luna".
2/ El
27 de junio de 1929, dolido por el apoyo del Concejo de Ocaña a los aspasiqueros,
envió una enérgica nota al abogado de las aspiraciones playeras,
doctor Manuel José Vargas. La contienda, inspirada por el comportamiento
non sancto de los dirigentes de la cabecera municipal, y atizada por intereses
partidistas, había tocado las fibras de la condición humana del
sacerdote. Por fidelidad a la historia reproducimos el documento, con la convicción
de que las opiniones están referidas a acontecimientos superados por
el tiempo, la civilización y el buen juicio. El texto completo puede leerse
en el capítulo destinado al Epistolario eclesiástico, pero para
los efectos de esta semblanza, llamamos la atención sobre algunos fragmentos
Obra Temas de historia, de Guido Pérez Arévalo). Aseguraba el padre
Cortés, que la decisión no se debía al Concejo sino a "unos
políticos intrigantes, antes admiradores de La Playa y hoy sus enemigos
por ciertas aberraciones, por el fracaso que sufrieron en las elecciones de febrero
y ellos creen que nosotros tuvimos la culpa". La
vehemencia por la causa playera lo condujo a una agresión innecesaria que,
seguramente, no fue compartida por muchos, pues Aspasica podía tener dirigentes
de dudosa reputación, pero no merecía el calificativo de "villorrio
miserable". La carta confirma la calidad de su liderazgo, por la energía
de sus requerimientos y por el conocimiento minucioso del expediente. Exige la
revisión de los memoriales, firmados por lugareños y habitantes
de los pueblos vecinos, que apoyaban sus "justísimas peticiones".
Se muestra dispuesto a patrocinar la gestión en todas las instancias, hasta
con sus propios recursos económicos, si fuera necesario: "Deseamos
saber Doctor, cuánto nos lleva por sus gestiones, lo que tendremos mucho
gusto en remitirle enseguida. Como tengo teléfono en mi casa, tendré
mucho gusto en oír su palabra cuando se ofrezca comunicarnos algo y también
en reconocerle lo que gaste en esta operación". Trabajó
sin descanso hasta ver culminada su obra. Finalmente, la Ordenanza No. 3, del
20 de marzo de 1930, de la Asamblea Departamental, aprobó el traslado de
la cabecera municipal. Una
grave enfermedad determinó la muerte del sacerdote, el día 3 de
febrero de 1937. Sus restos mortales recibieron cristiana sepultura, en medio
de la consternación de todos los habitantes. Ayudados
por el padre Ismael Arévalo y con la amable cooperación del párroco,
padre Luis Alfredo Madariaga, obtuvimos copia del acta de defunción,
que transcribimos a continuación: "En
la parroquia de San José de La Playa de Belén, a 4 de febrero de
mil novecientos treinta y siete se dio sepultura eclesiástica al cadáver
del Señor Presbítero Dr. Ángel Cortés, natural de
San Juan de Cesar (M.), de setenta y cuatro años de edad, hijo legítimo
de José María Cortés y Manuela Celedón, murió
ayer a las once y media a. m. de angina. "Fue
un sacerdote ejemplarísimo y de celo encomiable en su ministerio sacerdotal.
Hasta el día treinta y uno de enero por la noche llenó cumplidamente
sus deberes de párroco y si por lo breve de su última enfermedad
y no haber sacerdote en la población no recibió los últimos
sacramentos, es seguro que murió en la paz del Señor, pues acababa
de hacer un retiro espiritual y por sus habituales disposiciones de vida ajustada
al cumplimiento del deber. | |
"Fue sentidísimo por todos los feligreses. Los servicios exequiales
se sucedieron con solemnidad presididos por el suscrito con asistencia del R.
P. Gregorio Ríos, Eudista, quien hizo la oración fúnebre,
señores Presbíteros D. Fernando Sarmiento, y D. Alejandrino Pérez,
y Subdiácono D. Eliécer Villamizar. Doy fe. Daniel Sánchez
Chica. (Es fiel copia del Libro 3, folio 114 y 115, No. 395 del Libro de Defunciones
del año 1926 1 940 de este Archivo Parroquial de San José de La
Playa de Belén. San José de La Playa de Belén, 3 de enero
de 2009. Doy fe. Luis Alfredo Madariaga Molina". El
padre Alejandrino Pérez Amaya examinó un baúl del padre Cortés,
en presencia de los señores Francisco Arévalo y Emeterio Claro.
En su interior encontró la suma de $146,45. La constancia se conserva en
los archivos de la familia Arévalo Claro. Con el propósito de rendirle
un homenaje en vida, el Concejo ordenó la instalación de una fotografía
suya en el salón de sesiones, pero la Alcaldía no pudo reunir el
dinero para pagar los honorarios del fotógrafo. Don Francisco Arévalo
Claro, quien profesaba especial afecto por el sacerdote, adquirió la fotografía
y la llevó a su casa donde todavía la conservan sus descendientes.
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En
el templo de La Playa de Belén se encuentran sus cenizas, cubiertas por
una placa de mármol, donde fue tallada su imagen en alto relieve. Al padre
José Antonio Santiago, párroco durante la celebración de
las fiestas centenarias del municipio, se debe la iniciativa de este homenaje.
NOTAS:
1/ García
Benítez, Luis, Presbítero. Boletín Eclesiástico de
la Diócesis de Santa Marta, número 192, del 1 de noviembre de 1931. 2/
Ibídem. 3/
La primera fotografía es una copia parcial de la que se encuentra en la
casa de la familia Arévalo Claro. 4/
Fotografía de la imagen de mármol. Cortesía de don Álvaro
Claro Claro.
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