III Desde
entonces pasaron por esa casa vieja los abuelos, los padres, los hijos y los
nietos, buscando en los rincones una frágil estela que les anuncie
a todos que el amor es eterno. Ahora
en el remanso fugaz de los cincuenta, LUZ MARINA y el verde de sus ojos serenos nos
recuerda la magia de las noches aquellas de la lumbre amorosa del fogón
y sus leños. En
el dulce remanso de su rubia presencia brilla el sol caprichoso con sus claros
destellos, colgándole al recuerdo de la antigua vereda un talismán
que cure los males de la ausencia. Allá
arriba quedaron rumiando sus quimeras: Una legión de pájaros
cruzando el firmamento, una luna cansada de espantar las tristezas y un
montón de nostalgias custodiando el recuerdo. Girón,
Noviembre 27 de 2010-11-27 |