
EL PADRE CAMPO
En un día como hoy 29 de noviembre a sus 83 años, falleció en la ciudad de Bogotá Fray Campo Elías Claro Carrascal, de la orden de predicadores de Colombia. Muchos playeros de las generaciones de 1.960 a 1.990 seguramente tienen un grato recuerdo de su personalidad, alguna anécdota vivida, un momento compartido de agradable conversación, la declamación de uno de sus poemas o la entonación del porro de los estoraques.
El padre Campo, como familiarmente lo llamamos, fue un Playero no solo de nacimiento, sino de “alma, vida y gorrete” como solía decir, sentimientos que quedaron muy bien plasmados en su libro de poesías Saudades, compilación realizada con el apoyo del Dr. Guido Arévalo Pérez, mi hermano Álvaro y publicado por la Comunidad Dominicana.
Al padre Campo entre muchas de sus posibilidades, Dios le dio la fortuna de servir como educador y guía espiritual. Como miembro de la Orden de Predicadores de Colombia, puso al servicio de más de una familia y joven playero la oferta institucional. Un número importante de muchachos, tuvo la oportunidad de realizar sus estudios de Bachillerato en el Colegio Santo Tomas de Aquino o en el Jordán de Sajonia en Bogotá, espacio educativo que les abrió la posibilidad a muchos de continuar la formación profesional; lo que ahora parece sencillo y de fácil acceso para un joven playero, hace 50 años no lo era tanto.
Pero por sobre todo el Padre Campo, fue un hermoso ser humano, con unos preciosos ojos verdes de mirada firme, profunda y mucho de nostalgia en su corazón. Claro y trasparente en su actuar, haciendo honor a nuestro apellido.
En los años que Dios me dio la fortuna de conocerle, no escuche un queja o un lamento por el mal día, por el mal gobierno, por las malas personas, por la ausencia de dinero, un habito que hoy muchos desafortunadamente tenemos y cultivamos en nuestras conversaciones. El Padre Campo, vivió y murió con una profunda Fe y complacido de la gracia divina.
Su personalidad y actuar siempre estuvo adornada de una cualidad la “Sencillez” la “Humildad”- Seguramente algunos al leer esta semblanza, pensaran que mi relato, es todo lo contrario, pero como no recordar a las personas que han dejado huella en nuestras vidas y de las cuales nos sentimos orgullosos de haber conocido.
Hoy he querido compartir este sentimiento, creo que a todos nos viene bien, a los mayores recordar o los jóvenes acercarse para conocer algo más del perfil de aquellos Playeros que han tenido un significado importante en la vida de la Playa de Belén, historias que nos deben convocar a seguir el buen ejemplo, a servir, a no dejar ir la oportunidad de ayudar a alguien, como sé que más de un playero lo hace, sin mucha bulla y aspavientos.
Para terminar mi relato, como les comentaba una cualidad que admire fue su humildad y sencillez, cuando conversábamos y le comentaba de algún personaje que en la vida laboral se las daba de “Café con leche” como decimos los playeros, el usaba una frase, que no se si era de su autoría (vale investigar, sino para patentarla), frase que segurante marco mucho de su actuar y decía “Aquel que nunca fue cosa, y cosa llega a ser, quiere ser tan grande cosa, que no hay cosa peor que él”.
Escrito con todo el cariño, para recordar y no olvidar...
Luz Marina Claro Claro
Noviembre 29 de 2017