FAMILIA CLARO CARRASCAL

He querido iniciar esta página histórica de la Familia Claro Carrascal, con esta fotografía que quiere resaltar la  devoción y amor aprendidos en familia a la Virgen del Rosario renovada en Chiquinquirá en el año 1586.

Devoción y amor descritos por el Padre Campo Elías en su libro Saudades,  a través de varios de sus poemas "Ave, María", Tu Imagen, "Virgen de Chiquinquirá", "Es María mi vivir", "Bajo el manto de María", entre otros. hermosos poemas.

El Padre Campo Elías, guardián durante más de 50 años de vida sacerdotal de la Reina de Colombia nos regala esté pensamiento "Cuando yo pienso en la santísima Virgen María pienso en una hermosura santa sobre toda hermosura, que transforma y enaltece nuestra especie; que es destello vivo del amor increado; y pienso en un resplandor sobre todo resplandor, que ilumina al pobre mortal; y en una armonía e inefable consonancia que apacienta y nutre nuestra alma; por que esta hermosura inmaculada es vivo destello de la eterna belleza de Dios; porque este resplandor del Cielo esclarece todos los senderos; y porque esta armonía y consonancia inefable es el himno triunfal de la Gracias de Dios que sublima a la Santísima Virgen María a luminosas esferas de gloria inmarcesible".

La promesa de los caminantes fue ofrecida por la salud de su padre, Don Camilo Claro.

En un relato sobre el tema, escrito por Álvaro Claro a su pequeña hija Andrea dice: "El mérito del viaje de marras, consiste en que los protagonistas emprendieron el viaje a pie. Atravesaron cordilleras y valles por caminos de herradura (únicas vías de la época) con un equipamiento (así lo llaman los exploradores modernos), que constaba de un par de cotizas, un pantalón, un sombrero de lata y una mochila de fique con 10 arepas y un pedazo de carne salada para los primeros días. Sin un centavo en el bolsillo (pocas personas lo tenían) y con una Fe inquebrantable (de esa si abundaba) recorrieron regiones de paisajes, personas y climas hasta ahora desconocidos y lograron pagar la promesa a la milagrosa. Fue un peregrinaje que duró dos meses y algunos días; el cobijo y la solidaridad recibida de los lugareños, fue también el combustible que ayudó a llevar a cabo con éxito esta expedición de Fe".

Según narran, el milagro de la virgen fue evidente y Don Camilo tuvo una visible recuperación y una muerte tranquila. Existen en algunas casas playeras imágenes de la Virgen Chiquinquireña traídas como recuerdo de viaje por estos dos patriarcas.

Esta odisea fortaleció la Fe Cristiana de Don Ramón Ignacio y Doña Jovita, hogar en el cual se rezaba el rosario todos los días frente a la hermosa imagen de la Virgen.

Es cuando ocurre el segundo hecho que marcará la historia de la familia. En 1925 visita a La Playa de Belén el Sacerdote Misionero y Dominico Marco Antonio Londoño, de la Orden de Predicadores; la comunidad religiosa que ha sido guardiana, por más de trescientos años, de la imagen renovada de la Virgen de Chiquinquirá. Don Ramón, devoto extraordinario, al conocer la presencia de la Misión en La Playa de Belén, le presentó al sacerdote a su hijo mayor Campo Elías de 11 años, quien de inmediato fue escogido para la Orden Dominicana; en un acto de amor y de Fe su padre emprende su segundo viaje a Chiquinquirá; esta vez a caballo, en barco y en tren (la nueva travesía es parte de otra interesante historia), para dejar a su hijo en el Seminario Menor formándose como Sacerdote Dominico y guardián de nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Con el corazón compungido de madre, Doña Jovita lloró la partida de su hijo primogénito, pero, también con la certeza de Madre y la profunda Fe cimentada por su esposo, lo puso en manos de Dios y de la Virgen... Campo Elías, a los 15 años de haber partido, volvió a su tierra natal ordenado sacerdote, para celebrar su primera misa… "Designios de Dios" decía el Padre Campo y agregaba "Bendito sea Dios, y bendita sea para siempre la gloriosa reina y madre de Colombia, quienes mostraron su inmenso amor y misericordia con el humilde y sencillo hogar de Ramón Ignacio y María Jovita".

Documentación: Luz Marina Claro Claro

Centro de Historia de La Playa de Belén, 1 de febrero de 2012.

1931. De pie, segundo de derecha a izquierda,
Campo Elías estudiante en el Seminario Mayor.

La Firma de Fray Campo Elías Claro Carrascal, O.P.

Como un recuerdo de la huella que dejó en la Academía,
la Literatura y en el corazón de quienes le conocimos.

Víctor Julio Claro, su hermano, lo visita y al ver las condiciones del lugar donde se encuentra trabajando le dice “vos no has matado a nadie para estar desterrado en este lugar”, sintiéndose apoyado, entrega la oficina y resuelve regresar a su tierra; pasando por el Municipio de Sardinata habla con el jefe de telégrafos para  exponer su situación  y este le informa que ya le nombraron remplazo en las Mercedes, pero que en Otaré hace varios días debieron retirar al telegrafista, por la agudización de la violencia partidista, que si le parecía, lo mandaban a ese lugar. Aceptó y comenta que cuando llegó al Municipio la oficina de telégrafos, estaba completamente destruida, no había puertas ni sitio donde quedarse. Inicialmente le tocaba dormir en el retén de la policía, entre tanto con el apoyo de la ciudadanía reconstruyeron las oficinas.

Emocionado de recordar esta etapa de su vida y con una pequeña sonrisa comenta "Ah!!!  en ese pueblo si me amañé  bastante",  el clima era muy bueno y un punto por donde el tráfico de mensajes era muy abundante, entonces se volvió un ducho en trasmitir y recibir. Después de varios años de trabajo en Otarè, se ganó el aprecio de las personas de la región y cuenta que cuando lo trasladaron al Municipio de Teorama los habitantes del poblado salieron a despedirlo en medio de una gran cabalgata.

Llega a Teorama como telegrafista, con su esposa y sus pequeños Luis y Cecilia, a quienes el clima húmedo de la región afectó bastante; pero superada la etapa de acomodación, Don Otoniel y Doña Carmen encontraron un buen ambiente para que la familia siguiera creciendo.

Con el tiempo el Ministerio de Correos y Telégrafos fracasó, entre otros aspectos,  porque los ingresos del servicio eran muy bajitos; recuerda que el sueldo que tenían que pagarles al telegrafista y al guarda líneas en un mes no se recaudaba en todo un año y es así que en el año 1947 nace la Empresa Nacional de Telecomunicaciones que integró en una sola compañía los servicios telefónicos, radiotelefónicos y radiotelegráficos de la Nación, creándose en los municipios las oficinas de telecomunicaciones Telecom.

De sus inicios en Telecom recuerda que no le gustaba el sistema de transmisión, "era muy malo pues se trasmitía por teléfono a grito entero y todo el pueblo se enteraba del contenido de los telegramas". Luego de 25 años de servicio a las telecomunicaciones, Don Otoniel se pensiona de dicha empresa. Todavía conserva con cariño un sonante (Amplificador de la señal en Morse) con el que  demuestra que todavía conserva su habilidad para convertir las palabras en puntos y rayas.

La familia Claro Rizo echó raíces en Teorama, allí nacieron sus hijos Francisco, Carlos, Otoniel, Rosalba, Oscar e Imelda, la pareja ha vivido en el municipio por más de  50 años, en donde son reconocidos y apreciados por la comunidad en general.

Doña Carmen, además de las ocupaciones propias de una madre de 8 hijos, posicionó el Almacén de telas y vestuario en el local de la casa esquinera de la familia, habilidad para el comercio que heredó su hijo Otoniel, próspero comerciante en la ciudad de Ocaña. Don Otoniel Claro Carrascal  complementó  su labor de telegrafista con su pasión por el campo y los caballos, hoy a sus 88 años de edad, aun disfruta de largas caminatas por el Farache.

Año 1955. Rubio (Venezuela). Raúl Etanislao en compañia de su hermano Mayor, Padre Campo Elías.

Don Raúl Etanislao Claro Carrascal, al igual que sus hermanos mayores, salió de La Playa de Belén para adelantar sus estudios de Primaria en Rubio, Venezuela, y de Bachillerato posteriormente en la ciudad de Bogotá. Recibió el título de abogado en la Universidad Santo Tomas de Aquino. En el año 1960 casó con la señora. Leonor Galvis; sus descendientes son: Raúl, Marcela y Ricardo Claro Galvis.

Manuel Antonio hace 47 años plantó sus banderas al pie del Parque de La Playa de Belén con la "tienda", ubicada en la casa esquinera, al costado derecho del Parque. "Tienda" en donde se encuentra desde una herradura hasta la más variada oferta de licores nacionales. Pero, sobre todo, la posibilidad de compartir una agradable conversación acompañada de un delicioso tinto playero.

Hoy a sus casí 80 años continúa detrás del mostrador ofreciendo a familiares, amigos y turistas la bienvenida y amabilidad propias
de la gente de la población.