El día de la Virgen, el sábado 07 de Noviembre de 1964 unieron sus vidas y para siempre, en feliz matrimonio: don Ramón Antonio Melo Pérez, a la edad de 30 años, con la señorita Felicia Coronel Granados, de escasos 18 años y nueve (9) meses.
Transcurría la década de los 60 cuando el señor Ramón Antonio conoció a la morenita de la tienda, la hija de la señora Carlina Granados, que vendía en un local arrendado del señor Pedro Claro Arévalo y doña Margarita Torrado Peñaranda, hoy la reconocida tienda de la señora Dilia García, hija de doña Elbania Ramírez.
Era la casa de habitación de esta familia recién damnificada, una pieza, del señor Carmelo Ortiz, hoy actual casa del señor Jesús Ovallos Arenas y doña Nely Ascanio, que le había arrendado toda esta casa a la señora Elbania Ramírez, y ella bondadosamente les subarrendó una pieza, ya que la propia casa de Carlina Granados y dos, de sus 5 hijos, que la acompañaban: Juan de Dios y Felicia Coronel Granados, fue arrasada por una creciente del Playón, hoy actual casa de don Benjamín Claro Ascanio y doña Martha Manzano.
¡Oh aquellos tiempos! cuando era imposible cruzar tal quebrada en esas fuertes crecidas del famoso Playón.
La táctica de conquista al señor Ramón Antonio le fue fácil, pues el gusto por la música, se le facilitaba para cantar y dar serenatas; Era su compañero de aventuras y guitarrista, el señor Luis Eduardo Coronel. Sin embargo, había otros pretendientes, como el señor Rodrigo Claro, hermano de la reconocida Albita Claro, quien le mandaba notas amorosas con la señora Mary Velásquez.
Entonces utilizó una segunda estrategia, ganarse la confianza y aprecio de su futura suegra. Pero aun así, el sí definitivo para sacarla en matrimonio estaba difícil, pues a Felicia la asaltaba la duda y temor de casarse a tan temprana edad. Fue así como duraron en noviazgo alrededor de 4 años.
Eran sus salidas de paseo “al Tanque” del actual acueducto que apenas se construía. Durante ese tiempo ya había culminado su 5° de primaria y deseaba ser profesora, y Ramón ya había dejado su vida de Jornalero, también Ayudante de camión del señor Samuel Robles y había logrado conseguir un trabajo más estable con el Ministerio de Obras Públicas, en la famosa Zona de Carreteras subregional Ocaña, gracias a la insistencia que tuvo con el Inspector José Reina a quien aguardaba cada vez que pasaba por esta zona y le insistía en una oportunidad de trabajo, hasta que en el año 63 lo logró, con pequeños contratos, como rozar carreteras, limpiar alcantarillas, cunetas, tapar huecos, etc. Más tarde ascendería en estos trabajos hasta llegar a ser Celador con nombramiento fijo.
Por su parte la joven Felicia, ayudaba en la crianza de su hermano menor de 2 años, y en oficios de la casa como: lavar ropa en el Playón, desde el sitio “LLanito Verde” hacia abajo; conseguía leña en los potreros de don Antonio Pacheco y don Gerardo Claro, junto con sus compañeras de jornadas, Baña Ramírez, Margarita Peñaranda, Dilia García, Aidé Manzano, Olga Pérez, entre otras, y cargaba el agua entre dos personas con varas, desde, el hoy parque Ángel Cortes, que llegaba de la quebrada la musiquita.
Era administrador del agua potable en esta época el señor Gilberto Claro, esposo de doña Lucia Lozano.
Ayudaba en la economía de su casa haciendo bollos de maíz blanco, tamales, chicha y carabañuelas; para el mes de los difuntos, junto con la señora Elbania Ramírez, hacían flores de papel, guirnaldas y gajos, que la gente compraba para llevar a las tumbas de sus seres queridos.
Su gusto por la costura fue desde muy jovencita, aprendió a coser a través de cursos, que a veces dictaban en el pueblo; fue tanto su esmero y gusto por la costura que logró conseguir su propia máquina de coser que era de manigueta, luego la vendería para comprar una de Pedal, marca Singer color negro y finalmente ya una de corriente eléctrica.
Cosió por muchos años especialmente ropa de dama, ya que los pantalones para varón no le gustaba, más bien recomendaba que, los mandaran a hacer a la señora Diva Durán. Pero sí cortaba y cosía camisas; también vestidos de novia, primeras comuniones, hábitos de nazarenos e Incluso fabricó y bordó ornamentos para la parroquia como corporales, purificadores, manteles, albas, estolas, casullas y un palio para el Corpus Christi; dejó este bello arte, para el público, en el 2019. Su gusto fue también por la pintura y el bordado.
Era párroco en este año de matrimonio el Rvdo. Playero, Padre Roberto Claro, pero por cuestiones pastorales de ausencia, tuvo que delegar a su paisano que estaba de visita, el Padre dominico, Fray Campo Elías Claro, quien se prestó para sus caprichos de celebrar dicho matrimonio a una hora en que no hubiera tanto novelero, y escogieron las 5 de la mañana del sábado 07 de Noviembre de 1964 en la parroquia San José de La Playa.
Fueron sus padrinos y testigos de matrimonio: don Marcos Claro Torrado con doña Nélsida García Ramírez y don Teodomiro Ramírez con doña Adíela Claro.
Terminado el suculento desayuno que ofreció la Señora Carlina Granados, esposa de Don Antonio Coronel, no hubo fiesta, sino que viajaron de luna de miel a la ciudad de Bucaramanga, Aprovechando las vacaciones de Ramón, continuaron su paseo a San Calixto, a visitar al hermano y cuñado Francisco Coronel Granados que había adquirido una finca en este municipio.
De allí pasaron a Aspasica a visitar sus padres y suegros Urbano Melo y Natalia Pérez y así terminaban su luna de miel y las vacaciones.
De recién casados vivieron arrendados en casa del señor León Ángel Pérez, donde hoy tiene tienda León Ángel Claro Sepúlveda, diagonal a la estación de policía. De allí pasaron a casa del señor Otoniel León, hoy de las hijas de Anita Carrascal, frente al señor Carmito Galván.
El gobierno le concedió a la señora Carlina Granados una casa, por ser damnificada de la ola invernal, hoy actual vivienda de la profesora Rosa Julia Carvajal y Víctor Julio claro, en ese entonces, una sola casa. Allí continuó la señora Carlina con su tienda, y arrendaba unas habitaciones, donde por muchos años se hospedó el profesor José de los Ángeles Navarro.
La señora Carlina invitó a la nueva pareja a que la acompañaran y dejaran de pagar arriendos.
En esta casa nacerían 4 hijas mayores. Más tarde saldría la oportunidad de comprar la actual casa, al señor Miguel Antonio Tarazona y allí nacería su último hijo y único varón.
Con una gran sonrisa, la satisfacción del camino recorrido y el hogar construido don Ramón y doña Felicia celebran los más de 58 años de matrimonio.
doña Natalia Pérez y don Urbano Melo.
Compositor/ Video recuperado en la Web